miércoles, 28 de abril de 2010

Historia de la arquitectura de la Ciudad de Buenos Aires

Publicado originalmente en www.mirebuenosaires.com.ar

La evolución del paisaje arquitectónico urbano de la ciudad de Buenos Aires puede dividirse en 4 períodos, a través de los cuales podremos apreciar los cambios que se fueron produciendo en este arte de adaptar los espacios a las necesidades del hombre.

Esos cambios que están dados por distintos factores: políticos, sociales, económicos, han influido en la arquitectura y a través de ésta, los barrios fueron adquiriendo identidad propia.

1536 a 1810 Proceso Fundacional

El trazado fundacional fue en damero (16 manzanas paralelas al río y 9 manzanas perpendiculares en traza cuadricular).La arquitectura pública era sustentada por la autoridad impuesta por el rey y la arquitectura popular con mayor libertad en el tratamiento de la construcción.

Las primeras casas eran muy precarias hasta que aparecieron elementos nuevos como el adobe y la terracota., las ventanas eran cubiertas con cueros, los pisos de tierra y los techos eran de paja.Luego se incorporarían muros de gruesos terrones, puertas de madera y rejas de madera labrada.

En el período colonial, aparecería la herrería de obra, la teja muslera o colonial, la cerámica, el aljibe, la grasa animal (para aislar la humedad) y sangre vacuna para dar color a las paredes. Por último se incorporó la azotea, el aljibe (para canalizar las aguas de lluvia, caños de cerámica, patio de carruajes, portones de acceso y elementos decorativos del clasicismo italiano es decir "la casa colonial con secuencia de patios".

1810 a 1880 Proceso Pre Moderno

El entorno de la Revolución de Mayo fue de tono neoclásico y romántico. Se construye la Recova y la Pirámide, del pórtico de la Catedral y el Palacio de la Legislatura en la Manzana de las Luces. En 1821 Bernardino Rivadavia reglamenta el tejido urbano, se implementan las ochavas, se diagrama la avenida. Circunvalatoria (actuales Entre Ríos - Callao) y las 8 avenidas de este a oeste (4 al norte y 4 al sur). Se crean plazas públicas, el Cementerio de Recoleta y se proyecta el Puerto Nuevo.Todo este proceso convierte a Buenos Aires en la "Gran Aldea".

En 1871, a raíz de una epidemia de fiebre amarilla, las familias adineradas que tenían sus casonas en la zona sur, se vieron obligadas a emigrar hacia la zona norte y esas viviendas darían origen a los conventillos.

1880 a 1920, La Metrópolis Moderna

Considerada la época de mayor esplendor económico, crecimiento de la ciudad, extensión de infraestructura de servicios y transporte público.Se inician importantes obras públicas: la Casa de Gobierno, el Congreso (Palacio Legislativo), el Teatro Colón, el Palacio de Aguas Corrientes.

Las familias que tenían sus casonas en la zona sur hacen construir sus mansiones palaciegas en la zona norte (Retiro y Recoleta), donde se evidencia el poderío económico y se pone en juego el buen gusto y la creatividad de los arquitectos extranjeros, que proyectaron los lujosos palacios de estilo francés.

Hacia 1894 surgiría un modernismo antiacademicista: el Art Nouveau y el Art Decó. En el área vivienda aparece el Petit Hotel, distribuido en 4 niveles (subsuelo, planta baja y primera y segunda planta. Paralelamente surge el ascensor (1898), avances que marcan aún más las clases sociales.

1920 a 1990 Evolución de la Metrópolis Moderna

Período marcado por acontecimientos políticos y sociales: Crisis económica, resurgimiento de las clases populares.

Se advierte un desarrollo del barrio. Aquellos nucleamientos de vecinos, en torno de un club social y deportivo, los cafés de la esquina, los cines de barrio, las bibliotecas populares. Todas manifestaciones participativas de vecinos que conducirán a una suerte de "identidad barrial".

Modernos departamentos (habitantes en estantes) y casitas sobre lotes propios, en una sola planta y con pequeños fondos libres.Hacia 1930, luego de la visita a nuestro país de Le Corbusier, se inicia una nueva corriente arquitectónica, derivada de la Escuela de Chicago y otras, conocida como "el Racionalismo". (prioriza la armonía de los espacios, las formas resueltas por las funciones, sin adoptar ornamentaciones superfluas). Ej: El Kavanagh -1935-

A partir de 1945 se pretende dar una imagen de Estado poderoso, a través de la solidez y monumentalidad de sus edificios públicos y surgen nuevos emprendimientos de propiedad horizontal.

Ej: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Fundación Eva Perón luego Facultad de Ingeniería y edificios con un nuevo elemento estructural para fachadas, "courtain wall" o muro cortina, que cambiaría la imagen monumental por la de transparencias: Mercado del Plata.

Luego se produciría una convivencia de diferentes tipologías constructivas que renovarían el paisaje urbano: el Plan Master Reciclaje de Puerto Madero, recuperando los viejos depósitos aduaneros (arquitectura ladrillera de los ingleses) y el complejo Catalinas Norte (Sheraton Hotel,-1972- primer edificio del complejo).

Desde 1980 hasta nuestros días, la ciudad fue invadida por nuevas tendencias y propuestas, surgiendo las llamadas arquitecturas comerciales volcadas al shopping y las renovaciones urbanas como autopistas y ensanches de rutas. Y bordeando la zona de Puerto Madero, aparecen nuevos edificios de oficinas (edificios inteligentes): Torre Bouchard (1994), Fortabat 1993), Edificio República (1994)

Texto: Susana Espósito

Bibliografía consultada:

Buenos Aires, estrategia urbana (Fundación Plural)

Historia de la arquitectura argentina - Jorge Glusberg

Guía de la arquitectura de Buenos Aires - ARte Gaoliannone

Revista Buenos Aires nos cuenta

Clarín (suplemento arquitectura)

Diario La Nación (suplemento arquitectura)

lunes, 26 de abril de 2010

Buenos Aires colonial.

La vida en los poco más de dos siglos en los que la ciudad fue colonia, discurría lenta y sin sobresaltos al sur de la plaza Mayor, en la parroquia de Catedral al sur, el primer barrio porteño, rebautizado Monserrat por la virgen del mismo nombre, o "barrio del tambor" por los tamboriles que tocaban los negros esclavos cuando bailaban el candombe durante los carnavales.
En la diminuta y chata Buenos Aires pasaban semanas sin llover, o llovía todos los días, fuera verano o invierno. O se secaba el foso alrededor del fuerte o se convertía en un lodazal la Plaza Mayor.
A las primeras calles, todavía sin nombres, se las conocía por el del vecinos más característico de la cuadra; eran de barro, con desniveles y pozos, las lluvias las volvía intransitables por las profundas huellas que dejaban las grandes carretas tiradas por bueyes, entonces había que trasladarse en sillas de mano, portadas por los esclavos.
Ya por 1738 casi todas las calles dejan su anonimato y reciben nombres de santos, en 1774 se los escribe con pincel sobre los muros blancos, para ese entonces ya había una especie de vereda para la gente de a pie y una precaria iluminación con faroles de velas y velones hechos de sebo o grasa.
En 1790 la situación mejora: se estrena empedrado en la pequeña aldea, la elegida es la calle de la Santísima Trinidad, la actual Bolivar, desde Victoria a Alsina.
A diferencia de los alrededores de la ciudad de México o Lima, no había piedra cerca de Buenos Aires, y tampoco abundancia de madera, solo barro y paja, por eso las primeras viviendas eran de adobe y no sobrevivieron al paso del tiempo, ni a las hormigas y ni a los roedores; aquellos ranchos tenían una sola planta rectangular, sin ventanas, techos de cañas y paja, pisos de tierra apisonada.
Con el tiempo las casas se agrandaron y mejoraron, pero siguieron siendo modestas, aún las de las familias poderosas. La riqueza se exhibía en la cantidad de esclavos y sirvientes, y en el mobiliario: espejos venecianos, sillones de Arequipa, tapices de Flandes, vajillas de porcelana, cubiertos de plata, cristales.
La influencia romana, griega y árabe, recibida vía la arquitectura del sur de España, se notaba en la manera de preservar la intimidad del hogar. Desde afuera sólo se veía la fachada de ladrillo o yeso, la maciza puerta de entrada y las ventanas con rejas, después venía el zaguán y la puerta cancel que daba al primer patio embaldosado y a las habitaciones de recibo, solamente los íntimos iban más allá de este límite.
Los dormitorios y la sala, centro de la vida familiar, daban al segundo patio, con un aljibe en el centro, a veces una fuente. El gran patio de servicio estaba al fondo, con la huerta y el gallinero, en unos de los lados se amontonaban los miserables cuartos de sirvientes y esclavos.
Como sus precedentes de la soleada Andalucía, las casas de la colonia eran construcciones alegres y luminosas, con sus muros blancos y los grandes patios perfumados por donde entraba la luz que inundaba los cuartos.